Después del famoso incidente de la oreja, Vincent van Gogh decidió internarse
en el hospital Saint Paul de Mausole, en Saint Rémy de Provence. Esta estancia duró
un año, que fue de 1889 a 1890. Durante este tiempo, el artista neerlandés trabajó
arduamente y produjo aproximadamente 150 pinturas.
A pesar de que tuvo un gran proceso creativo, sus obras reflejan la soledad
del artista. En la mayoría de sus trabajos se refleja la naturaleza que se
encontraba en el asilo, los campos que rodeaban el hospital y las asombrosas
noches que imaginaba van Gogh.
Sin embargo, son pocas las pinturas en donde se hallan personas, por
ejemplo, “El retrato de Monsieur Trabuc” y “El retrato de Madame Trabuc”
muestran cómo van Gogh no tenía mucho contacto con la sociedad. De hecho,
Charles Elzéard Trabuc era el jefe de vigilantes del asilo y Jeanne Lafuye
Trabuc era su esposa. Ambos pasaban tiempo con el pintor neerlandés, pero
principalmente Monsieur Trabuc, porque él o Jean François Poulet acompañaban a
van Gogh al exterior del hospital para que pintara los alrededores del sitio.
Lo que llama la atención de estos retratos es que la apariencia de los
personajes es seria, con miradas fijas y severas, decorando con un fondo simple
y opaco, dejando atrás los colores vivos que ofrecía en sus obras realizadas en
Arlés.
Estos tonos opacos que reflejaban su soledad y melancolía se encuentran en “Retrato
de un paciente del Hospital Saint-Paul”, obra en la que Vincent muestra su empatía
por los pacientes, pues en una carta que le envió a su hermano Theo escribió lo
siguiente: “Es extraño que cuando uno está con ellos por un tiempo y se
acostumbra a ellos, ya no piensa en que están locos”.
El aislamiento en Saint Remy lo llevó a consultar las obras de los artistas
que admiraba. Así, durante su estancia en el hospital creó sus versiones
propias de Millet, Rembrandt, Delacroix, Daumier y Gustave Doré.
Con Doré, van Gogh se sintió muy identificado debido a que Gustave no fue
muy aceptado por los críticos de su época, haciéndolo dudar, en ocasiones, del
trabajo que realizaba.
Es muy probable que Vincent conociera las obras del artista francés durante
su estancia en Londres, debido a que durante su juventud le gustaba mucho el
realismo social de Charles Dickens y, probablemente, a través de este gusto lo
llevó a conocer la famosa obra “Londres: Un peregrinaje”, que Gustave Doré y
Blanchard Jerrold realizaron para mostrar una realidad de la sociedad inglesa
victoriana en la que existía miseria, hambre e injusticia.
Al respecto, Gustave Doré realizó la obra “Prisión de Newgate” en donde se
muestra cómo los prisioneros se encuentran caminando en el patio de ejercicios.
Su compañero Blanchard Jerrold escribió que muchos londinenses creían que los
que se encontraban en prisión eran personas que robaban y hacían otras
fechorías para evitar cualquier trabajo. No obstante, el personaje que
sobresale es un coronel del ejército inglés. De esta manera, Jerrold señaló lo
siguiente: “El principal grupo de los prisioneros eran un grupo de caballeros…
aquellos que no trabajarán y no podrán vivir honestamente sin trabajo, son
todas las clases”.
En este sentido, lo que intentaban mostrar los artistas era una realidad
injusta en la época victoriana.
Esta situación llamó mucho la atención de Vincent van Gogh y creó su propia
versión de la obra de Doré ("La ronda de los presos"), sólo que no copió todos los detalles, sino que
agregó color, estilo y dos mariposas que auguran la libertad que los presos
algún día tendrán.
Aunque parezca extraño, “La ronda de los presos” muestra cómo el pintor
neerlandés se sentía atrapado en un sitio en donde añoraba la libertad y esa
libertad era reflejada a través de la naturaleza, como las mariposas.
Sin embargo, después de ser dado de alta del hospital y tener su libertad
nuevamente, nadie sabía que van Gogh se iba a disparar y morir dos días después
del suceso, debido a la gravedad de sus heridas.