Nosferatu: Una sinfonía del
horror, de Friedrich Wilhem Murnau, es una de las cintas más importantes del
siglo XX, debido a que el monstruo se revela ante el espectador para causarle
una sensación de horror. Asimismo, las diversas escenografías que fueron
utilizadas dentro de la película mostraron cómo los elementos expresionistas se
fusionaron con lo gótico y lo romántico.
Aunque este filme es recordado
como una obra maestra del cine alemán, basta recordar que Nosferatu no siempre
fue bien recibida por la audiencia y, principalmente, por Florence Balcombe,
quien era la heredera y administradora de los derechos de autor de su difunto
esposo Bram Stoker, por lo que, al enterarse que en Berlín iba a proyectarse
una “adaptación libre de Drácula”, decidió demandar y, así, ganar ante la ley.
Tras ganar la demanda, las
autoridades ordenaron que se destruyera la cinta y sus copias. Sin embargo,
hubo quienes resguardaron la película para salvar la obra de Murnau.
Esta situación legal también
llevó a la quiebra al estudio Prana Film, que sólo le permitió crear Nosferatu,
porque ya no les alcanzó para elaborar otra película, debido a que el juicio
fue bastante caro e insostenible.
A pesar de que Prana Film fuera
cerrado, su única película sigue siendo un referente cultural para crear
películas sobre vampiros. Es aquí donde se muestra que la calidad le gana a la
cantidad.