Todos conocemos al famoso Pérez Prado por ser el máximo representante del mambo dentro de la historia de la música y dentro de la industria cinematográfica, pues sus canciones se compartieron a nivel internacional en cintas como “Al son del mambo”, “Locura musical”, “El dengue del amor” incluso Fellini utilizó el mambo dentro de su película “La dolce vita”.
Sin embargo, el mambo no siempre fue bien visto a mitad del siglo XX, pues el ritmo invitaba a bailar sensualmente a las personas y esta situación generó un disgusto en algunas sociedades conservadoras. Por ejemplo, en Perú, específicamente en 1951, Coca Cola organizó junto con Radio El Sol varias presentaciones del músico cubano en dicho país, entre las cuales debía tocar en la Plaza Acho para que las personas participaran en un concurso de baile. Aunque dicho concurso sería llevado a cabo durante la Cuaresma y la Semana Santa, una festividad muy importante y respetada por la Iglesia católica y sus feligreses.
Al enterarse de dicho concurso, Monseñor Gualberto Guevara, quien en ese momento era el arzobispo de Lima, emitió una Monición Pastoral. Es decir, advirtió a la población de resistirse ante tal música que provocaba los instintos carnales y excitaba, textualmente, “las pasiones funestas”.
Los guionistas y locutores de Radio La Crónica al no tener una idea de lo que anunciaban, comenzaron a difundir que la Iglesia católica iba a realizar una excomunión masiva. Así, la gente empezó a creerle a esta radiodifusora y la información comenzó recorrer por todos los lugares, encontrando a personas que decían que, si asistían a dicho concurso, iban a ser excomulgados.
Sin embargo, no se excomulgó a nadie y la gente disfrutó del evento, teniendo como ganadores a Otilia Marcos, de 9 años, y Héctor de la Cruz, de 11 años.