La gastronomía en México y la poesía: El caso Sor Juana Inés de la Cruz


Sor Juana Inés de la Cruz


La gastronomía en México es una fuente de riqueza cultural inagotable, debido a que sus los platillos típicos son renovados continuamente por los cocineros de diversos sitios del país y del mundo, mostrando una fusión de sabores, olores y, sobre todo, de conceptos que reflejan una idea de cómo se observa el mundo a través de la cocina.

En este sentido, la gastronomía no está alejada de la poesía, pues ambas entregan una visión particular del mundo que nos rodea y, en ocasiones, tanto los versos como la comida pueden llegar al alma de tal manera que la persona que come ciertos platillos no puede describir todos los sabores que existen en un mole ni tampoco puede explicar cómo un sabor pudo revivir un momento o una sensación en la memoria.

Por tanto, la comida puede revivir momentos históricos y eróticos y, aunque parezca muy extraño, Sor Juana Inés de la Cruz fue una de las más grandes poetas al lograr lo antes mencionado, pues en su famoso “Romance VIII” le dedica sus versos a la condesa Paredes de la siguiente manera:

Tránsito a los jardines de Venus,
órgano es de marfil, en canora
música tu garganta, que en dulces
éxtasis aun al viento aprisiona.

Pámpanos de cristal y de nieve,
cándidos tus dos brazos provocan,
Tántalos, los deseos ayunos,
míseros sienten frutas y ondas.

Dátiles de alabastro tus dedos,
fértiles de sus dos palmas brotan;
frígidos, si los ojos los miran;
cálidos, si las almas los tocan.

Como se observa, la poeta utiliza figuras mitológicas para dedicar versos eróticos a la condesa Paredes, por eso la mención de “Venus”, quien es la diosa del amor romano, también menciona a “Tántalos”, pues Tántalos representa el deseo oculto que se encuentra en lo más profundo del inframundo, padeciendo hambre y sed mientras intenta tomar un fruto que es inalcanzable. Asimismo, en este poema, Sor Juana nombra a los “pámpanos” y los “dátiles” para describir partes del cuerpo que provocan deseos que necesitan ser controlados por la razón y expresados mediante la metáfora.

En la mayoría de los versos de sus Romances, Sor Juana Inés de la Cruz utiliza frutas, platillos y otro tipo de comida para describir circunstancias distintas. Sin embargo, su poesía no sólo se encuentra en sus versos, sino también en su “Recetario”, texto en el que rescata modos de preparación de los “Buñuelos de viento” o los “Huevos moles”, dos recetas que reviven momentos históricos, principalmente, de la época Novohispana, debido a que se puede saber que para preparar “Huevos moles” se necesita azúcar, vino y yemas de huevo para hacer un ante, que es un tipo de pan que era muy famoso durante el siglo XVII.

Finalmente, Sor Juana no sólo utilizó su ingenio para el erotismo o para rescatar información de un momento histórico que ya parece lejano para un lector del siglo XXI, pues también se puede ver cómo usó su lenguaje para ironizar y responder a la Iglesia católica en su famosa Respuesta a Sor Filotea, documento en donde le dedica unas palabras al obispo de Puebla, el famoso Manuel Fernández de Santa Cruz, leamos lo que le dice:

“Pues ¿qué os pudiera contar, Señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? Veo que un huevo se une y fríe en la manteca o aceite y, por contrario, se despedaza en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y clara de un mismo huevo son tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve cada una de por sí y juntos no”.

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