Arte, pulque y maguey | MÁS LITERATURA

 

El descubrimiento del pulque


“El descubrimiento del pulque” es una de las obras más importantes del siglo XIX, debido a que el pintor José María Obregón representó a Tecpalcatzin recibiendo a Xóchitl, una joven tolteca que la acompañaban sus padres para mostrarle al rey de Tula su más reciente descubrimiento, una bebida fermentada llamada pulque.

Tecpalcatzin aceptó la bebida y le encantó. Así que encargó a Xóchitl enseñar a otras personas a realizar el pulque. Asimismo, la hermosura de Xóchitl no pasó desapercibida para el rey de Tula, por lo que decidió ofrecerle el otro asiento de su reino.

Esta es una leyenda indígena representada por el pintor José María Obregón en donde se resalta el pulque. No obstante, se deja a un lado la planta sagrada que brinda el aguamiel. Es decir, se deja a un lado el maguey.

Y aunque parezca extraño, uno de los mitos más importantes de la cultura mexica es el de la creación del maguey, pues le da significado a por qué antes de morir la planta, otorga una flor sin igual que resplandece con toda su belleza.

El mito es el siguiente: la diosa Mayahuel era cuidada excesivamente por su belleza y también porque protegía una planta mágica que le daría dicha a los humanos. Por tal motivo, su abuela la encerraba celosamente para que nadie pudiera mirarla ni pudiera quitarle la planta.

Sin embargo, los otros dioses deseaban la planta mágica, por lo que le encargaron a Quetzalcóatl que convenciera a Mayahuel de compartir la planta.

Quetzalcóatl conocido por sus dotes de persuasión y seducción, convenció a la diosa para escapar del lugar donde la tenían encerrada.

A Quetzalcóatl no le importó que la abuela de Mayahuel se enojara por sacar de su encierro a su nieta, lo que le interesaba al dios era el amor que sentía por la diosa.

No obstante, un día Quetzalcóatl y Mayahuel se enteraron que la abuela los buscaba, por lo que ambos decidieron convertirse en la planta que resguardaba Mayahuel. La abuela los halló y al descubrir que una de las plantas tenía un tallo y una flor inusual, decidió destruirla.

Quetzalcóatl al darse cuenta que había sobrevivido, decidió reunir todos los fragmentos de su amada y sembrarlos nuevamente, regándolos con su llanto. Así la planta sería un regalo de los dioses para los humanos y, cada vez que una planta esté a punto de morir, florecería como alguna vez lo hizo Mayahuel.

De esta manera, según la mitología mexica, aparece una de las plantas más importantes de la cultura mexicana.

Y aunque parezca extraño al maguey se le pone el nombre de maguey hasta 1753, cuando el naturalista sueco Carlos Linneo decide observar las plantas y bautizar a una serie de 200 especies con el nombre de agauós, que en griego significa “noble” o “admirable”. Con el paso del tiempo ese nombre agauós pasará a la historia con el famoso nombre de agave.

Y a pesar de que se le otorgue mucho crédito a Carlos Linneo, ya habían existido otros observadores que estudiaban la famosa planta resguardada por Mayahuel, por ejemplo, se encuentra el jesuita José de Acosta, quien estudió la planta en 1586 y la describió como la “planta de las maravillas”, porque se podía usar para crear aguamiel, para cocinar en sus pencas, para sacar hilo y tejer y otras cosas más. No obstante, José de Acosta no le dio nombre alguno a la planta que resguardaba Mayahuel.


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