Por: Ian Chávez
“Querido Max, mi última petición: Todo lo que se encuentre entre mis cosas (en estantes, armario, escritorio, en casa y en la oficina, o en cualquier otra parte, y que llegue a tu conocimiento), sean diarios, manuscritos, cartas, propias y ajenas, dibujos, etcétera, debe ser quemado”. Éstas fueron algunas de las palabras que Franz Kafka escribió antes de morir en una carta dirigida a su amigo Max Brod. Sin embargo, Brod no siguió las instrucciones y decidió publicar las obras del escritor checo de manera post-mortem.
Gracias a Max Brod podemos leer algunas de las obras de Franz Kafka, por ejemplo, El proceso, una novela que narra cómo un día un sujeto llamado Josef K. es detenido y no sabe ni por qué ha sido detenido. La cuestión es que debe defenderse legalmente y burocráticamente de algo que no sabe qué es.
Dichas situaciones han sido denominadas kafkianas por diversas razones, ya sea porque las acciones que se presentan en la vida cotidiana, no tienen sentido, o están repletas de información que llevan a un estancamiento burocrático o simplemente puede ser que la sinrazón de las cosas lleve a los sujetos a creer en ideas incoherentes que están sustentadas por regímenes totalitarios.
Lo kafkiano no tiene definición, pero por alguna razón o por cualquier situación por más rara que parezca, la podemos entender y conceptualizar dentro del mundo literario de Kafka.
Uno de los aspectos más importantes de la obra del escritor checo es que muchos de sus personajes se enfrentan a un sistema complicado que los arroja directamente a la soledad. Por tal motivo, en la novela La Metamorfosis, el nombre de Gregorio Samsa cobra mucho sentido, porque a pesar de que la obra fue escrita en alemán, el apellido del personaje parece ser checo, pues se refiere al verbo "jsem sám", que significa "estar solo". Y Gregorio Samsa luego de despertarse de un sueño tranquilo, se dio cuenta que se había convertido en un insecto y que su mundo lo había dejado solo ante el incumplimiento de las más absurdas responsabilidades que la sociedad impone al ser humano.
Salgo del café a la calle y pienso en que los personajes kafkianos, huraños y solitarios a su pesar, recuerdan la sociedad contemporánea cada vez más ensimismada. Hasta el apellido del personaje principal de La metamorfosis, Samsa, reproduce el sonido de “estoy solo” en checo.
Monika Zgustova en el artículo “Un café con Kafka en Praga”, escrito para la revista Letras Libres, 2024.
La metamorfosis no sólo es cambiar de aspecto físico, sino también darse cuenta que al momento de cambiar cualquier conceptualización de lo cotidiano, el humano es castigado con desdén por la comunidad, dejando al individuo en un estado completo de soledad e incomprensión. Tal como sucede con cualquier pensador, intelectual, científico o artista que ha cambiado el rumbo de la historia.
La metamorfosis es aceptar el cambio a través de la soledad. Por eso, el verbo "jsem sám" cobra mucho sentido en la obra de Kafka.