Por: Ian Chávez
En 1984, Apple lanzó un comercial sobre la nueva Macintosh, haciendo
alusión al libro de George Orwell, debido a que Apple intentaba mencionar que
la tecnología nos convertiría en una sociedad más libre, una sociedad sin
totalitarismos ni persecuciones de individuos que piensan diferente a los
demás. Sin embargo, esto no sucedió. Al respecto, Byung Chul Han señala en su
artículo “En el panóptico digital”, recopilado en el libro Capitalismo y
pulsión de muerte, que el comercial de Apple "no marca el final del
Estado policial, sino el comienzo de una novedosa sociedad del control, cuya
eficacia supera en mucho a la del Estado policial de Orwell".
La explicación del pensador surcoreano tiene coherencia, porque ahora el
control de la sociedad no se hace directamente desde un panóptico. Es decir, ya
no se vigila desde un edificio donde se observa todo lo que hacen los reclusos,
con el objetivo de disciplinarlos para controlarlos dentro de la sociedad.
De hecho, en la actualidad, según Han, el panóptico ya no es un
edificio, sino que ha evolucionado hacia un dispositivo más sofisticado que se
combina con la tecnología, como es el caso del teléfono celular. Con esto se
cambia el método de vigilancia y castigo de los sujetos como sucede con el Gran
Hermano de Orwell, debido a que el panóptico ya no es físico, sino digital. De
esta manera, las personas ya no se sienten vigiladas ni reprimidas, sino
libres.
Esta libertad genera tanta seducción y confianza en los individuos
que les permite interactuar directamente con los dispositivos de control sin
necesidad de que exista algún tipo de coerción para que se comparta
información.
Byung Chul Han menciona que ahora ya no es necesario indagar tan a fondo
para saber nuestros hábitos alimenticios. En ocasiones, algunos refrigeradores
catalogan los alimentos que almacenamos y que utilizaremos para preparar
nuestras comidas diarias.
Aunque parezca una situación simple, se puede ir complejizando cuando la
información que se comparte va directo a otros dispositivos que pueden
almacenar datos más sensibles, como es el caso de los teléfonos celulares que
registran nuestras conversaciones diarias, que presencian nuestros movimientos
bancarios y que almacenan fotografías y videos de nuestra vida cotidiana o
nuestra vida privada.
En este sentido, la vida se convierte en un espectro transparente para
la sociedad, porque toda la información se puede obtener de los celulares, de
las redes sociales y de la internet. Por tanto, Han indica que “la sociedad de
la transparencia es estructuralmente afín a la sociedad del control. Donde se pueden conseguir muy fácilmente
informaciones, el sistema social pasa de la confianza al control y la
transparencia”.
La supuesta transparencia que existe al comunicar los pensamientos no
sólo genera ruido, sino también una sensación de libertad colectiva que le
permite a diversas compañías de redes sociales recolectar datos con propósitos
comerciales. Por tanto, Han escribe que la sociedad de la transparencia no es
una virtud, sino una técnica del régimen neoliberalista, debido a que “la
técnica de poder del régimen neoliberal no es prohibitiva ni represiva, sino
seductora. Se aplica una fuerza elegante. En lugar de prohibir, seduce. No se
impone a base de exigir obediencia, sino a base de agradar. Uno se somete a la
situación de dominación mientras consume y comunica”.
Con esta reflexión, el pensador surcoreano nos muestra cómo la sociedad
no ha encontrado un camino hacia la libertad, la democracia y la comunicación,
sino hacia un camino de la vigilancia y control social de los individuos tanto
de manera externa, interna e íntima. Es decir, una vigilancia total. Por este
motivo, Han hizo mención al comercial de Apple porque en ese anuncio dicha
compañía busca otorgar una nueva forma de ver la vida, usando la tecnología
para impedir que sucediera un futuro distópico orwelliano. Sin embargo, la
realidad superó la ficción e incluso, en algunas ocasiones, superó el método de
vigilancia y control de 1984, de George Orwell.