De un revolucionario a J.L. Borges
Es que para nuestro Código de Honor,
Ud. también, señor,
fue de los tantos lúcidos que agotaron la infamia.
Y en nuestro Código de Honor
el decir: «¡qué escritor!»
es bien pobre atenuante;
es, quizás,
otra infamia…
Roque Dalton