La desesperación del pueblo
alemán por establecer cierto orden político y social en la República de Weimar, se ve
reflejado en una de las primeras películas mudas de posguerra, que es Nerven,
de 1919, y que fue dirigida por Robert Reinert.
Aunque esta cinta no fue filmada
en Berlín, sino en Múnich, nos permite observar la complicada situación en la
que vivían los alemanes en el periodo de posguerra, debido a que aún
continuaban buscando paz y orden social, por lo que era muy común que
existieran revueltas y protestas por todas las ciudades más importantes de
dicha nación.
Este tipo de aglomeraciones no
sólo se observan en Nerven, sino también en el cine de Fritz Lang, como
es el caso de Metrópolis, y en el cine de Murnau, como es el caso de Nosferatu.
Sin embargo, el arte de Reinert es diferente, no sólo porque se aleja de la
ciencia ficción y la fantasía, sino porque incluye elementos surrealistas y
expresionistas para contar cómo la ausencia de autoridad política y la falta de
profesionales de la salud mental, crean un caos colectivo que impacta en lo
interno de los personajes, debido a que cargan con traumas de posguerra.
Así, en Nerven, cada personaje
sufre de problemas mentales que en ese momento se catalogaban como nervios,
pero que ahora, en pleno siglo XXI, podríamos hablar de depresión, delirio,
trauma y ansiedad.
Los aspectos psicológicos, en ocasiones, son ignorados por los historiadores, por temor a caer en contradicciones y por temor a perder la objetividad en la construcción de los hechos. Sin embargo, a veces, tratar de entender el estado anímico de una nación, nos hace saber cómo se sentían las personas tras una guerra, cómo se sentían tras no tener más un imperio, cómo se sentían al ver que los políticos traicionaban cualquier tipo de ideal con tal de obtener el poder y, lo más importante, cómo se sentían emocionalmente tras no tener un futuro claro.
Este sinsentido de la vida y la confusión política que existía en la República de Weimar, hizo que la gente comenzara a poner más atención a un partido político que iba en ascenso, que se preocupaba por los problemas nacionalistas y que también intentaba tener algunos programas sociales. De esta manera, en 1920, el famoso Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, comenzaría a tener un ascenso gradual en una sociedad que buscaba sentirse parte de una nación y también parte de una comunidad. Sin embargo, antes de que llegara el caos, Alemania aún tenía mucho más que compartir al mundo.