“Las palabras y las cosas”: Un poema de Ian Chávez | MÁS LITERATURA



Las palabras y las cosas



LAS PALABRAS Y LAS COSAS

La filtración del baño no la he reportado en cinco días,
Intento lavar el retrete, los espejos y la arena del piso
Han pasado más de cuatro años agregando Vallarta, la lluvia, el incendio, las fotografías rotas
Y la aparición de Stephani
Se marchó el primero de febrero, prometió llamar en el instante y nunca lo hizo, cerró la puerta a escondidas
No había diario en las palabras, eran sombras, reflejos apenas de algo que destacaba en la pared, un grito, un reclamo, una ausencia.

Las cosas son compañías importantes en mi vida, los asientos doblados, la cama desinflada, las sábanas a punto de derrumbarse por la orilla.
Aún recuerdo el libro azul olvidado por mí
Era yo más allá del espejo de la habitación A-101, una credencial donde intento recobrar la esencia de lo que fui: un ratón asustado por el puente y el reflejo de aquella sangre derramada en la cortina
¿Eras tú la madre del hijo que nunca nos atrevimos a tener?
¿Era yo el forzado trabajador que debe salir de su origen?

Las palmeras ensanchan el camino en la selva, invitan a recordar los adioses rutinarios que se encuentran en una libreta, el dibujo narrado por la ausencia

Son tus dedos raspados por la enfermedad y tu frente baja a mi vista
—No puedo ver
—No soy el camino de nadie
La despedida oportuna de un momento del que nunca fue
Ser simplemente aquello que no se es

Cada día tengo la cara frente al sol olvidado del amanecer
Ante el atardecer lejano de las costas del bajío
Aún lloran los tatuajes de una habitación enfrascada con garzas y sirenas
El voyerista cree que tengo salvación

Mi yo me imagina en mí cuando me muevo entre pueblos de tres calles y una libreta donde los apuntes son cada día más débiles
Desgastando la imaginación, pensando que podía llegar lejos
A ningún lugar, al oscuro eco del cenote atrapado en un hotel
Recorro las costas sin motivo, deslumbrado por la importancia del cuerpo
Cuadriceps, tríceps y talón
Máquina Holter improvisada de la vida
El metrónomo se escucha cada día más

¿Será la canción guardada en la espalda?

Pesan los esquivos rechazos de ti, de mí, de mi herencia ajena a toda riqueza
Me dices que así es la vida, que debo ser fuerte, que debo salir a correr y conocer más allá de lo que veo
Tampoco soy un mártir para decir que soy ciego, veo en la ausencia de un otro
¿El otro me nota, siente por mí, le interesa mi recorrido?
¿O sólo es un espectador más de un poema inacabado?

La poesía es mi trabajo más aburrido en estos días, me siento frente a la pared, me recargo en las palmas de un árbol que sólo él se atreve a tocarme

He perdido el contacto físico, he olvidado tus piernas o tus hombros o incluso la pequeña caricia en el cabello durante la madrugada

Es el viento quien toma tu lugar y me lanza un humo desabrido

Todo sabe a congelador oxidado
A cantos hebreos durante las mañanas de mi compañero
—Aún creo en Dios, en lo superior, espero me perdone
Mi amigo llora por la vejez y no por su idolatría
La piel se ha derrumbado en las cascadas artificiales de los edificios y aquellos malecones que emboban a todos en las olas

Escapo de un horizonte del cansancio laboral
Y no puedo, las rodillas cada día son más débiles
Stephani no lo entiende, sus muecas, su pistola y sus tonos de voz severos cada día son más burlones menos complacientes más alejados de ella misma
—Debo volver al frío, al aparador
Mi voluntad la compró un par de dólares que aún me reclaman la ausencia de mí

Las palabras y las noches son el consuelo que tengo frente a las escaleras que el guardia cuida con recelo
No subas, no bajes, no te mantengas inerte, intenta obedecer mis órdenes y estarás bien
Sigo cada reglamento, cada segundo y creo que nada está bien, no es un sabotaje ingenuo ni común
Es lo que deseo
Permanecer vigilante ante mi sueño

La almohada en las tardes me recibe mejor, cae sobre mí el sudor y no imagino nada, el mundo está en blanco, está nombrado, está construido
No para mí, sino tal vez para ti.
Por eso en las madrugadas no consumo alimentos, es mi ayuno una manera de aturdir la lengua y dejar de pensar en definiciones
Vacío, ausencia, despedida
Palabras descritas hasta el hastío
Definiciones
Basta recordar quién nos falta, quién se ha ido y a quién no volveremos a ver más
Conversamos con el recuerdo de lo que nos dijeron
Replicamos a lo que nunca fue
Callamos lo que quisiéramos escuchar
Decir es insuficiente...

IAN CHÁVEZ













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