La realidad siempre ha sido uno de los problemas filosóficos más
importantes para diversos pensadores. Platón se preguntaba si un demiurgo creó
todo lo que considerábamos real. Aristóteles se cuestionaba si acaso un primer
motor inmóvil creaba al mundo y nuestra realidad. Algunos religiosos que habían
leído a los griegos, consideraban que Dios era quien creaba todo. Sin embargo,
Descartes se cuestionaba si un genio maligno era quien nos engañaba a través de
los sentidos, por lo que siempre debía existir un método que permitiera
comprobar que lo real era verdadero y lógico, y no una concepción alterada del
mundo. De ahí su famosa frase que ha tenido muchas traducciones e
interpretaciones: "Pienso, luego existo".
Con el paso del tiempo, la pregunta sobre la realidad se convirtió en un
problema que les preocupó a múltiples disciplinas, por ejemplo, en el siglo
XIX, el físico y médico alemán Hermann Helmholtz comenzó a estudiar las
ilusiones cognitivas, indicando que la realidad puede ser una construcción
inconsciente sobre las ideas que se tienen del mundo, y no del mundo en sí
mismo. Este tipo de razonamientos, llevarían a cuestionar a Sigmund Freud sobre
algunos temas del inconsciente y su interpretación del mundo y la realidad.
Ludwig Wittgenstein, por su parte, también comenzó a indagar sobre el lenguaje y
la realidad, indicando que la realidad es una descripción continua de
proposiciones lógicas que conforman el estado de las cosas del mundo. Einstein
también vendría a cambiar la concepción de la realidad, pues con su teoría de
la relatividad descubrió que la construcción de la realidad está relacionada
con el tiempo, por lo que todo lo que consideramos real puede ser una ilusión
temporal del presente, pasado y futuro. Y bueno, imagínense a los artistas de
inicios y mediados del siglo XX, intentando comprender lo que es la realidad
después de que supuestamente los artistas realistas ya habían resuelto ese
problema años atrás tratando de imitar a los objetos de acuerdo a cómo son. Sin
embargo, algunos teóricos refutaron esta idea, debido a que no todos los
humanos pueden percibir lo mismo sobre la realidad, porque cada individuo puede
tener un enfoque sesgado por preferencias políticas, científicas y/o filosóficas.
Toda una locura, ¿no? Por lo que después de todas estas teorías, se le
suma a la historia los eventos bélicos que suscitaron en el siglo XX, como es
la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Revolución rusa, la Revolución mexicana;
el uso de la bomba atómica en Japón y también las grandes luchas de poder entre
los países capitalistas y los países cuyo régimen era el socialismo o el
comunismo.
Ante toda está confusión de eventos históricos, el humano sólo percibía a la realidad como algo deforme, sin consistencia, incoherente y, por estos motivos, el arte vanguardista surge y cobra sentido. Dadaísmo, Futurismo, Surrealismo, los artistas plasmaban una nueva concepción de la realidad que nunca nadie se había planteado, mostrando juegos sobre la concepción del mundo, realidades deformes, sueños que parecen anécdotas de un diario, o incluso onomatopeyas nuevas que muestran una representación de la guerra.
Por todas estas razones, se puede decir que el arte nunca ha estado alejado de la ciencia ni de la filosofía ni de la realidad, sino que solamente es una consecuencia de una convulsa y confundida historia humana.