John Travolta es un emblema de la eterna juventud masculina, esto dice
Martin Amis, un novelista británico que escribió El roce del tiempo, un libro
en donde habla de personajes célebres, como es el caso de Travolta. Sin
embargo, su mirada vas más allá de un simple escritor que escribe sobre
celebridades del mundo del arte o de los espectáculos. De hecho, lo que
distingue el trabajo de Amis es que él se adentró en la vida de cotidiana de Travolta,
mostrando que, tras filmar Carrie, Saturday Night Fever y Grease,
su carrera comenzó a estar en la cuerda floja, porque después de mostrar los
mejores pasos de baile, de pronto tomó papeles protagónicos en películas que no
mostraban tanto su talento artístico y lo encasillaban en el típico padre
norteamericano que ofrece amor a toda su familia en Mira quién habla, Mira
quién habla también y Mira quién habla ahora.
A pesar de que tenía una gran fortuna, Travolta estaba estancado en su
carrera, hasta que un día Tarantino se reunió con él durante doce horas, y le
presentó el guion de Pulp Fiction. Una película en donde, según las
palabras de Martin Amis: “el baile con Uma Thurman es un elemento crucial: es
un golpe de efecto posmoderno que concita la convivencia pícara de los
espectadores, que saben a la perfección lo que Travolta es capaz de hacer en
una pista de baile”.
Tras platicar con Quentin Tarantino y presentarle su papel, a Travolta le
parecía un poco loco y nada probable regreso al estrellato del mundo del cine, por
lo que no tenía nada que perder, ya tenía suficiente dinero y sólo debía
confiar en un joven director que estaba en plena cima del mundo gracias a Reservoir
Dogs.
El regreso no fue nada sencillo debido a que el estudio no quería a un
actor quemado, deseaba a otro artista que fuera popular y le gustara a la
gente, pero Quentin se opuso a ello y les sentenció que la película se hacía
con Travolta o no se hacía nada: “era el único que pensaba de esa forma, lo
cual te da una idea de hasta qué punto se había apagado mi estrella. El estudio
quería un actor con… mayor tirón. Quentin tenía mucho más que perder que yo. Al
final les dijo: «O lo hacemos
con John Travolta o no lo hacemos»”.
El regreso de Travolta al
estrellato no iba a ser el mismo con el que se le recordaba: el típico galán que
consigue a las chicas más hermosas dentro de la pista de baile, sino que iba a
regresar como un actor que mostraba la contraparte de sus papeles
tradicionales: un rufián agraciado que parodia la estupidez de la cultura norteamericana.
Por ello, Martin Amis escribió lo siguiente:
«Stephanie, quiero preguntarte una cosa, ¿de acuerdo? —dice Tony Manero en Fiebre del sábado noche—. ¿Crees que soy interesante o inteligente?». Tarantino ofrece una respuesta desalmada —y contemporánea— a este viejo interrogante norteamericano. Todo lo que ha logrado saber Vincent después de pasar tres años en Europa es cómo pedir un Big Mac en francés.
Martin Amis en El roce del tiempo.