ME HE DESPEDIDO
MUCHAS VECES DE LA VIDA
EMIL CIORAN
Me he despedido muchas veces de
la vida. Me decía en lo más hondo de mi corazón: «La existencia está sellada.
¿Qué más andas buscando en ella? No hay sitio para ti: sepárate de todo, pon
una cruz sobre lo que has sido y otra mayor sobre lo que habrías podido ser,
arrastra tu cuerpo por la tierra, rásgate las vestiduras y haz trizas tus
antiguas creencias, arráncate el pelo del cráneo asesino de esperanzas y, con brazos
crueles que desaten las articulaciones, suprime la memoria del azar que fuiste».
…Pero cuando iba a pasar a la
acción, el corazón me respondió: «Tú quieres a tu carroña por encima de todo. Y
cuando pises tu último deseo, cuando ni en el tiempo ni en la eternidad
encuentres un instante para respirar, abandonado de todos y por ti mismo, mis
latidos te provocarán un anhelo de ser aunque ya no lo quieras. Tu sangre, en
la que abrevaron tus pensamientos y otros diablos, cuando estás más ajeno de ti
mismo, irrumpe en mi interior yermo y, de invernadero de tu desesperanza, me transformo
en jardín de primaveras. ¡Y cuántas veces no habré sido tu última primavera!».
Quise someter mi pensamiento,
vagamente sostenido por mi cuerpo, a los desgarros. Y cuando ningún obstáculo
venía a calmar la culpable inclinación, desde las profundidades surgía una voz,
una voz ansiosa de existencia. Asesino de tu ilusión, santo de la nada, la
proximidad del acto fatal te transforma al instante en un servidor de los
azares del mundo, en paje de tu propio azar.
Vagabundo por calles mancilladas
por mis semejantes, por unos semejantes a los que persigues para ahuyentarlos,
llevando a cuestas el cansancio de las ciudades y la locura de los bulevares
del tiempo, regresas a casa y, en tu habitación solitaria y en tu lecho aún más
solitario, el polvo de tus pensamientos gime: «no puedo más, no puedo más».
Sábanas que huelen a mortaja y espíritu blanqueado por la lividez final. Y cuando
todo parece romperse en ti, el temblor de la pura existencia te vuelve a traer más
acá de ti mismo, a los mundos inmediatos del error, de la naturaleza.