BUSCO UNOS LABIOS QUE SEAN
FUENTE DE OLVIDO
Busco unos labios que sean fuente
de olvido; busco unos ojos que descorran los velos azules de los espacios y me
muestren la verdadera causa de la vida.
Busco unos brazos que al
estrecharme, formen en mi cuello una guirnalda de flores increadas: flores que
exhalen perfumes cálidos y anestesien.
¡Te busco, Anuarí!
Para mí no hay más hermosura que
esa que tú me traes.
El aire que tú desplazas a tu
paso, lo quiero para que lleve a mi respiración algo de ti.
En esa luz, donde tú tomas la
luz, allí quisiera morar, aunque para ello tuviera que volverme gota de agua o
átomo invisible.
Anuarí, tú que encarnas sólo en
ojos todo lo que yo soñé, todo lo que yo hubiera podido amar.
En el corazón de la noche me daré
a ti, con la beatitud que un artista se entrega a su obra, y con el entusiasmo
agradecido con que aquélla se entregaría a quien la creara.
Nadie interrumpirá nuestras divinas
nupcias; las celebraremos en ausencia de la vida, cuando nada nos muestre que
existimos en otros, cuando ya, poseyéndonos enteramente, yo me crea como tú:
espíritu y Dios.
Anuarí, en ese momento se besarán
todos los astros, y se deshojarán las más albas flores.
TERESA WILMS MONTT