3 claves para entender por qué Annie Ernaux ganó el Nobel de Literatura

 

Annie Ernaux por qué ganó el Nobel


Recientemente, Annie Ernaux ganó el Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, muchas personas se sorprendieron de la decisión tomada por la academia sueca, debido a que, en América Latina, muy pocos conocían quién era la escritora francesa, qué había creado y por qué fue laureada con el galardón más importante de las letras.

En este sentido, compartimos 3 claves para entender por qué Annie Ernaux ganó el Nobel de Literatura:

1. Annie Ernaux y la Nouveau Roman

Por su estilo literario, Annie Ernaux puede ser considerada como parte del grupo de escritores denominado Nouveau Roman. Este grupo criticaba a la novela burguesa de Proust, Balzac y Jane Austen, porque no reflejaban la realidad individual e íntima de las clases sociales más desfavorecidas.

Esto se puede observar en su novela El Lugar, específicamente cuando la autora reflexiona sobre cómo Proust le parecía pintoresco que algunas personas no hablaban francés correctamente, pues demostraban, a través del lenguaje, que provenían de un lugar rural en el que no tenían acceso a la educación, a lo que en Francia se le conoce como dialecto patois:

El patois había sido la única lengua de mis abuelos. Hay gente que aprecia lo “pintoresco del patois” y del “francés popular”. A Proust, por ejemplo, le encantaba subrayar las incorrecciones y las palabras antiguas que utilizaba Françoise. Lo estético es lo único que le importa, porque Françoise es su criada, no su madre. Pero él no sintió nunca cómo esos giros le venían espontáneamente a los labios.

Annie Ernaux. El Lugar.

2. Annie Ernaux y la disrupción narrativa

La narrativa de Annie Ernaux busca romper con la profundidad psicológica de los personajes y las grandes tramas, como sucedía con las novelas de Dostoievski o Tolstói, esto se debe a que los escritores de la Nouveau Roman intentaban reflejar una realidad íntima y objetiva que se acercaba más a la antropología y a la sociología sin necesidad de recrear toda una atmósfera omnisciente a través de un narrador.

De esta manera, la autora utiliza una técnica denominada écriture plate (escritura plana) para contar las cosas como lo haría una persona durante una conversación normal. Así, omite adentrarse en grandes reflexiones morales sobre el bien y el mal, y sólo se enfoca en contar las cosas como las recuerda para otorgar un sentido realista y sincero a su narrativa:

Nada de poesía del recuerdo, nada de alegre regocijo. Una forma de escribir plana es la que me resulta natural, la misma que empleaba en otro tiempo para escribir a mis padres y contarles las noticias más importantes.

Annie Ernaux. El Lugar.

3. Annie Ernaux y la Francia moderna

En las obras de Annie Ernaux no sólo se observa la intimidad de la escritora y su familia, sino también se puede ver una crítica de la desigualdad económica que ha existido en la Francia moderna. Por ejemplo, en la novela El Lugar, la escritora francesa narra la historia de sus abuelos, quienes no tuvieron acceso a la educación y se dedicaban a trabajar rentándose como máquinas humanas a las personas que sí poseían tierras. También cuenta la historia de su madre y su padre, quienes trabajaron en una fábrica y, posteriormente, entregaron su vida a laborar en su propio negocio: una tienda-bar. Sorprendentemente, Annie incluye su propia historia para dar cuenta de cómo, gracias al esfuerzo de sus padres, pudo tener una educación universitaria y una mejora económica.

La historia comienza unos meses antes del siglo XX, en un pueblo de la región de Caux, a veinticinco kilómetros del mar. Los que no poseían tierras se alquilaban a los grandes granjeros de la región. Así pues, mi abuelo trabajaba en una granja como carretero. En verano también segaba el heno y se ocupaba de la recolección. No hizo otra cosa en su vida desde que tenía cho años. El sábado por la noche entregaba a su mujer toda la paga y ella le daba la semanada para ir a jugar al dominó, a tomarse unos vinos. Volvía borracho, aún más sombrío. Por cualquier cosa repartía gorrazos a los críos. Era un hombre duro, nadie se atrevía a buscarle las cosquillas. Su mujer no era precisamente feliz. Esa maldad era su energía vital, su fuerza para soportar la miseria y sentirse un hombre. Lo que más le irritaba era, sobre todo, ver en su casa a alguien de su familia ensimismado en un libro o en un periódico. Él no había tenido tiempo de aprender a leer y a escribir. Contar sí sabía.

Annie Ernaux. El Lugar.


Artículo Anterior Artículo Siguiente