¿QUÉ ES EL
MISTERIO?
(RESEÑA QUE WISLAWA
SZYMBORSKA REALIZÓ SOBRE EL LIBRO DE LOS MISTERIOS, DE THOMAS DE JEAN)
No hace falta ser un experto en
cualquiera de las ramas de la ciencia para escribir un libro como este. No hace
falta viajar por todo el mundo ni contactar con cualquiera de los testigos de
esos sucesos asombrosos. Ni siquiera hace falta informarse de qué ha sido de la
señorita Clarita de Manila, quien supuestamente fue apaleada y mordida por un
individuo invisible a plena luz del día y en presencia de testigos oculares.
Para escribir un libro como este sólo hacen falta libros ya escritos que se le parezcan, leerlos y, si es posible, enriquecerlos con las noticias más recientes que encuentres en los dominicales. Después barajarlo bien todo, clasificarlo un poco, y contarlo con tus propias palabras para evitar cualquier proceso judicial por plagio. Naturalmente, hay ciertas noticias bomba a las que uno debe renunciar con el paso de los años. Ya no se incluirá, por ejemplo, ese relato tan famoso en los sesenta de aquel tipo que fue secuestrado y retenido en la Luna, donde tuvo esas más que interesantes conversaciones con sus habitantes. Aunque, por otra parte, siempre hay alguna cosa que añadir. El Yeti ya tiene demasiados familiares en los bosques más inaccesibles del planeta, el monstruo del Lago Ness se deja ver en los más profundos lagos y estrechos, y hay tantos alienígenas que es necesario ir con cuidado, no vaya a ser que le demos un portazo a uno de ellos.
Las palabras crueles dirigidas a
la ciencia se han convertido en un leitmotiv constante en este tipo de libros.
La ciencia exhibe su indignante desprecio e indolencia, y se muestra ciega y
sorda cuando se le ofrecen pruebas, las cuales son siempre, en su opinión,
falsas o insuficientes. Pero hay tipos aún peores que los científicos. Los
fotógrafos que lograron tomar unas fotos de los vehículos espaciales saben de
lo que hablo. Acto seguido, tres hombres de negro que hablaban con un acento
extraño irrumpieron en su cuarto oscuro, les ordenaron que entregasen las
fotografías y se marcharon después en una limusina negra sin matrícula. Es
posible que el lector piense que no soy más que una terca racionalista, una que
ni siquiera se molesta en pensar que algo extraño, misterioso y amoral puede
estar sucediendo en este ordinario mundo nuestro.
Pero es justo al revés: el
concepto de «mundo ordinario» no existe para mí. Cuanto más sabemos de él,
tanto más enigmático se torna, y la vida que en él existe se nos revela como
una extraordinaria anomalía cósmica. Un árbol que crece y el murmullo de sus
hojas: con eso tengo más que suficiente. No necesito a ningún Jurgenson ni a
sus ciento treinta y nueve voces de difuntos grabadas, entre las que parece
escucharse el barítono de Bismarck esperando para reencarnarse. Es posible que
alguien necesite algo con más mordiente para que le cause estupor, como, por
ejemplo, aquella rana de Liverpool que, al parecer, salió de un bloque de
granito que se había quebrado y aún consiguió vivir unas cuantas horas más.
Para sorprenderme a mí, con una Rana sobre la Hierba es suficiente.
“¿Qué es el misterio?” Es un
artículo que se encuentra en el libro Prosas reunidas, de Wislawa
Szymborska. Traducido por Manel Bellmunt Serrano.