Spleen es un concepto que Charles Baudelaire trabajó en Las flores del
mal y en El spleen de París. La palabra proviene de splên del
griego antiguo, y se utilizaba para nombrar al bazo, un órgano que, de acuerdo
a la teoría de los humores, era el causante de la melancolía.
En este sentido, Baudelaire utilizaba la palabra spleen para designar y
mostrar, a través de su obra, los diversos cambios sociales, tecnológicos y
económicos que afectaban en lo psicológico a la sociedad francesa del siglo
XIX.
El spleen es hastío, tedio, melancolía. Algunos autores han hablado de “aburrimiento”, pero esto apenas roza la superficie. Esa “Angustia atroz y despótica”, que no puede haber sido objetivada en la obra sino mediante la experiencia del shock jamás podría ser “aburrida”. Y la experiencia del spleen que se hace mundo a través de la obra de Baudelaire solo puede ser provocada en –y por– la modernidad.
Irene León Tribaldos en “Dialéctica del Spleen en Charles Baudelaire”.
Por tal motivo, sus poemas estaban repletos de personajes decadentes,
sumergidos en la depresión y con situaciones miserables. Esto ocurría debido a
un sistema de producción desigual donde el trabajo quitaba a las personas su
tiempo de convivencia y las alienaba de cualquier aspecto de la vida.
Algo de esto se puede ver en su texto “A la una de la mañana”, donde explicaba cómo era escandalosa y horrenda la ciudad de diversas maneras, debido a que los
carros que pasaban por las calles hacían mucho ruido y no eran estéticos. En
cuanto al trabajo, los editores de diarios eran canallas que sólo publicaban lo
que deseaban, o los directores de teatro se mofaban de los dramaturgos y, ante
toda esta situación, lo único que esperaba el sujeto moderno, era descansar y
sumergirse en su oscuridad:
¡Por fin solo! Lo único que se oye pasar son unos vehículos retrasados y destartalados. Por algunas horas tendremos silencio, ya que no descanso. ¡Por fin! La tiranía del rostro humano ha desaparecido y sufriré solamente por mí.
Charles Baudelaire. “A la una de la mañana”.
Asimismo, en “Anywhere out of the
world”, Charles Baudelaire expresó que el mundo se ha convertido en un lugar
donde sólo yacen los enfermos, dejando en claro que la vida se ha vuelto una
carga pesarosa en la sociedad: “Esta vida es un hospital donde cada enfermo
está poseído por el deseo de cambiar de cama. Este querría sufrir frente a la
estufa, y aquel que sanaría al lado de la ventana”.
En la misma narración, Baudelaire
explicó que la transformación de las ciudades incrementó las construcciones y
también las deforestaciones, lugares útiles para la contemplación de la
naturaleza: “Esta ciudad está a orillas del agua; se dice que está construida
en mármol y que su pueblo tiene tal odio a lo vegetal que arranca todos los
árboles”. De tal manera, Baudelaire deseaba huir a un lugar lejos, para estar
solo, para pensar, para caminar y desarrollar una poesía sin tantas situaciones
que le generaran un shock, tal como menciona Irene León Tribaldos:
Hemos abandonado, entonces, a la figura del poeta diltheyano, que se sentaba para reflexionar calmada y racionalmente los estímulos que recibía, y de los cuales nacían posteriormente las vivencias desde las que crearía su poema. Baudelaire no puede sentarse: es un ávido paseante que recorre durante horas las calles de París. No puede reflexionar con calma: sabemos que poseía numerosos “tics” nerviosos.
Irene León Tribaldos en “Dialéctica del Spleen en Charles Baudelaire”.
En este sentido, el spleen en la
obra de Charles Baudelaire se puede definir como algo complejo, que está
conformado por aspectos sociales, filosóficos, poéticos e incluso temporales. No
obstante, se puede considerar como una serie de situaciones que afectan a los
habitantes de las grandes ciudades. Esto puede recaer en la enajenación del trabajador,
en la estafa, en los problemas psicológicos, en los paraísos artificiales (consumo
de drogas) o hasta en la falta de lugares para reflexionar y pensar lo que
sucede en una sociedad que se encuentra en un supuesto progreso.