Mujer con esfera, Remedios Varo |
Los surrealistas son conocidos por romper con una gran parte de las normas académicas para crear arte en el siglo XX, también son recordados por adentrarse en el mundo de los sueños y plasmarlos en sus obras. Sin embargo, un aspecto que pocas veces es recordado, es el ámbito ocultista en el que estaban inmersos los pintores, poetas, escultores y otros artistas.
Incluso en el Segundo Manifiesto, André Breton invita a los artistas a que
escuchen los mensajes de los médiums para que puedan ingresar a un mundo que se
encuentra más allá de lo real y racional. Por este motivo, Breton y Ernst
contaban con la ayuda de Madame Sacco, una vidente titular para que les revelara el mundo que los mortales
no podían acceder.
Retrato de Madame Sacco, André Breton. |
Pido una vez más, que les cedamos el lugar a los médiums quienes, aunque en pequeño número, existen, y que subordinemos el interés de lo que hacemos.
André Breton
Es probable que este tipo de temáticas sean una herencia de los poetas malditos, principalmente de Arthur Rimbaud, quien escribió sus Cartas del
vidente, en donde hace una comparativa directa del poeta con los videntes,
debido a que el poeta tiene la capacidad de ver más allá del mundo físico y transformar
todas las sensaciones del mundo metafísico en versos, imágenes y metáforas:
Te digo que hay que ser vidente, hacerse vidente. El poeta se hace vidente mediante un largo, inmenso y razonado desarrollo de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura.
Arthur Rimbaud
A pesar de los grandes elementos que existen en el arte vanguardista sobre
el ocultismo, los surrealistas no buscaron lo místico como la única verdad de
la vida, sino como un método de experimentación que les permitía generar una
comunicación directa entre el arte y los espectadores.
Es indispensable recordar que una de las características de las vanguardias
es jugar con todo lo racional e irracional. De esta manera, aparecen cadáveres
exquisitos, poemas realizados con escritura mecánica u obras de teatro sin sentido.
Teniendo en cuenta estas referencias, el grupo surrealista de André Breton
decidió jugar con la baraja de tarot. Así, Max Ernst dibujó a Pancho Villa para
representar la Revolución; Jacqueline Lamba decoró una carta con la imagen de
Baudelaire para mostrar un significado del Amor; Wifredo Lam aportó a la
baraja a Alicia, el personaje de Lewis Carrol, y a Lautréamont para representar
el Sueño; Victor Brauner interpretó el Conocimiento con las imágenes de Hegel y
Hélène Smith.
Aquí se presenta una imagen en donde se observan los trabajos de los artistas
para realizar su propia baraja de tarot: