Las pinturas negras, de Francisco de Goya, son una serie de murales
que el artista español plasmó durante el periodo de 1820 – 1823. En ocasiones,
estas obras son consideradas como una representación de la maldad y la
decadencia humana. Aunque existe cierta relación con el argumento anterior, la
verdad es que nunca sabremos a lo que Goya se refirió con sus pinturas, debido
a que no les otorgó título ni dejó un escrito sobre los artistas que
influenciaron los murales. En este sentido, los afamados nombres de las
pinturas Saturno devorando a su hijo o El aquelarre,
son sólo etiquetas que se les han colocado para poder identificar su obra o
compararla con algunas hipotéticas influencias.
La primera persona en colocar nombres a los murales de Goya, fue Antonio de
Brugada, quien realizó un inventario después de la muerte de su amigo
Francisco. Existen hipótesis de que Goya se inspiró en la pintura Saturno
devorando a su hijo, de Rubens, para crear su obra con una temática similar.
No obstante, Fred Licht no concuerda con esto, porque la figura que es devorada
parece más una silueta de mujer y no de un infante. Asimismo, Goya no colocó símbolos
que permitan identificar a una divinidad del tiempo, puesto que no posee una
guadaña ni tampoco un reloj de arena.
La mayor figura, en esta instancia, no tiene ningún atributo asociado con Saturno (guadaña, reloj de arena, etcétera), mientras la pequeña figura, de hecho, va en contra de la iconografía del tema de Saturno desde que no tiene la mínima remembranza de un cuerpo de un infante.
Fred Licht
En este sentido, las pinturas de Goya han sido interpretadas de diferentes
maneras a lo largo de la historia, por ejemplo, sucede lo mismo con la afamada
obra Dos viejos comiendo sopa, que fue titulada de esta manera debido a
que posee cierta similitud con La comida de la tarde, de Pier Leone
Ghezzi, donde se muestran tres seres deformes alimentando a un pequeño bebé.
Aunque existen ciertos elementos que son similares, Goya no representa a tres
personas sino a una, que se está alimentando junto a un cadáver. Por tanto, esto
puede interpretarse como un avance de lo grotesco y lo tenebroso que
constituyen elementos básicos del Romanticismo.
Ante este aspecto, Licht menciona que Goya fue un gran precursor de este movimiento artístico, porque muestra lo más profundo y tenebroso que constituye al ser humano. Y esto se debe a diversos factores que son pilares fundamentales de los últimos años de la Ilustración, pues a finales del siglo XVIII, el estudio de la Teratología causó un gran revuelo en los ámbitos científicos y artísticos, porque “la Teratología estaba basada en la asunción de que la vida podía ser creada por un hombre a través de una serie controlada de experimentos, pero dichos resultados serían, al principio, monstruosos y una parodia perversa de las formas traídas por la naturaleza”.
Por tal motivo, algunas obras románticas se dedicaban a plasmar monstruos
creados por medios científicos que podían causar un gran problema ético dentro
de la sociedad, por eso nace el famoso monstruo Frankenstein, de Mary Shelley.
Asimismo, se cree que Goya tomó en cuenta dicho argumento de la Teratología
para crear monstruos enormes como su obra El coloso (nota: esta obra no pertenece a las pinturas negras), aunque otros teóricos
creen que la inspiración de Francisco proviene de la famosa obra La soledad
al amanecer, de Henry Fuseli, pues muestra “una figura vista en
contra de un indiferenciado y desarticulado fondo en el que el cuerpo se halla
con un inconmensurable enfoque familiar o con objetos familiares que tomarán
una cualidad magnificada”.
Y no sólo esto se encuentra en las Pinturas negras, de Francisco de
Goya, sino también un uso de la oscuridad que tanto Brugada como Licht están de
acuerdo para nombrar a su conjunto de murales como “oscuras o negras”, pues
Goya rompe con el uso de la luz en un sentido divino o monumental que proviene
de pintores del Renacimiento o la Ilustración, porque lo oscuro consume la
esencia humana hasta llevarla al vacío o la nada, tal como lo hace con Perro
semihundido y con La cocina de las brujas:
El nombre Pinturas negras, aunque no derivan del artista mismo, es esencialmente correcto, porque la luz en estas pinturas no es victorioso protagonista en el drama que se despliega entre la luz y la oscuridad. La oscuridad es un elemento decisivo. Regresa constantemente, no sólo a lo largo de los bordes de las formas, sino también como el tono del fondo que se refleja a través de las superpuestas capas de pigmentos, en este sentido el ojo está constantemente consciente de ser una sólida masa de oscuridad en contra de lo que se encuentra flotando en las inestables luces que se perciben.
Fred Licht
Por este y otros motivos, las Pinturas negras, de Goya no sólo son el
reflejo de una época que se auguran una modernidad decadente, sino también es
un gran precursor del primitivismo oscuro que refleja una sociedad en
decadencia que conlleva una realidad terrorífica.