En noches de insomnio inventé un modo infantil de dormir en el que me hablo bajo y muchas veces funciona. Es un poco así, si me acuerdo: “Retrocedí: soy una niña pequeña. Me acuesto y todos duermen conmigo. Nada de malo puede ocurrir. Todo es bueno y suave. El alma es eterna. Nunca nadie muere. El placer de ser niña es grande y dulce. Dios se esparce por mi cuerpo: su dulzura se siente como un paladar por todo el cuerpo. Está bien, está bien. Dios me ilumina toda pero bien en penumbras para que su luz no me despierte. Soy una niña: no tengo deberes, sólo derechos. El placer de estar viva es el de dormirme. Siento este vivir lentísimo como un sabor por las piernas y por los brazos. Mi alma está entregada por fin. Nada más tengo que entregar. Nada me sostiene más: voy. Voy hacia la beatitud. La beatitud me guía y me lleva de la mano. La beatitud en vida”.
"Cómo dormir" se encuentra en el libro Descubrimientos, editado por AH. Traducido por Claudia Solans.