El arte, en el siglo XIX, es muy convulso e indefinible, porque aún se encuentran elementos neoclasicistas que buscaban mostrar ideales de belleza provenientes de la antigüedad clásica y también intentaban racionalizar la imagen a través de la técnica. Asimismo, comienzan a aparecer un gran número de obras del Romanticismo, cuyo objetivo era muy diverso, pero los artistas principalmente se enfocaban en ir en contra del racionalismo ilustrado y, en consecuencia, trataban de mostrar el enfrentamiento del humano contra la naturaleza.
De igual manera,
diversas sociedades comenzaron a industrializar sus ciudades. Por tanto, el
progreso desencadenó una serie de problemas que afectaron a diferentes
poblaciones, por ejemplo, aumentó el desempleo, se comenzó a precarizar el
trabajo y la explotación laboral incrementó. En este sentido, comenzaron a
aparecer otros movimientos literarios que buscaban reflejar dichos problemas de
manera lógica y objetiva, como es el caso del Realismo y el Naturalismo.
Mientras todo esto sucedía, otros artistas apostaban por otros movimientos artísticos que estaban más enfocados en la pintura disruptiva, por ejemplo, el impresionismo y el postimpresionismo. Esto, con el paso del tiempo, influenciaría enormemente a las vanguardias.
Después de dar
un brevísimo panorama histórico, aquí presentamos 4 pinturas famosas del siglo XIX:
El 2 de
diciembre de 1804, se celebró la coronación de Napoleón I. En ese momento,
Jacques Louis David era el pintor de cámara del emperador, así que le
encargaron inmortalizar el momento de la coronación.
David se sintió
tan inspirado por la Coronación de María de Médicis, de Rubens, que decidió
elaborar un cuadro similar, sólo que no representó la coronación del emperador,
sino eligió un momento más conmovedor: Napoleón coronando a Josefina y a un
lado el Papa Pío VII dando su bendición.
Lo sorprendente
de este cuadro no radica en que la ceremonia tuvo como escenario el coro de
Notre-Dame de París, sino la importancia y participación de la mujer en asuntos
políticos y religiosos durante el siglo XIX.
Girodet realizó
esta pintura después de haber leído la novela Atala, que escribió François
René de Chateaubriand, en 1801.
En la obra
literaria se relata la historia de una joven cristiana que decide envenenarse
por no poder casarse con el amor de su vida, porque hizo un voto de unirse
a Dios.
A Girodet le pareció una historia tan repleta de sensibilidad, que decidió pintar la muerte de Atala. Lo interesante en esta obra es que Girodet pinta los cuerpos con un estilo clásico, que permite recordar el magnífico trabajo de Miguel Ángel.
Además, en Atala
en la tumba, el artista combina una atmósfera melancólica y un claroscuro únicos,
que muestran un estilo que preludia el Romanticismo.
En 1821, Lord Byron escribió la tragedia Sardanápalo, en la que narra la caída del último rey de la monarquía asiria.
La historia es bastante cruel: Sardanápalo asesina a sus esposas y familiares para no entregarlos con vida a sus enemigos. Además, quema todos sus tesoros para nadie se los pueda llevar.
Esta tragedia le pareció tan inspiradora a Eugene Delacroix, que decidió representarla en pintura. Como se puede ver, Delacroix eligió como tema principal a Sardanápalo en su lecho mortuorio, observando cómo el placer y la riqueza terminan en la vida de toda persona.
Al exhibir esta pintura, el público quedó
perplejo, porque Delacroix estaba rompiendo con las reglas y técnicas que
Jacques Louis David aconsejaba utilizar a todos los artistas.
A pesar de todas las críticas que recibió Eugene, La muerte de Sardanápalo es considerada como el manifiesto más importante del Romanticismo en la pintura.
Esta pintura
puede ser considerada como una de las tempranas obras maestras de Van Gogh. Fue
realmente un trabajo que el artista disfrutó en su realización, pero que
también le hizo perder amistades. Cuando su amigo Anthon von Rappard
criticó la litografía, Van Gogh se enojó y decidió terminar su relación de
amistad.
Con Los
comedores de papa, Van Gogh quería mostrar la esencia de la vida de los
campesinos. Sobre este asunto, le escribió a su hermano Theo lo siguiente: “He
intentado enfatizar que estas personas, comiendo papas bajo la luz de la
lámpara, han excavado la tierra con las manos que ellos colocan en la mesa, eso
habla de un trabajo manual y cómo se han ganado de manera honesta su propia
comida”.
En lugar de
pintar un cuadro realista que refleja la vida y la práctica de la agricultura, Van
Gogh retrató a los campesinos como figuras caricaturescas y repletas de
fealdad.
Él quería
reflejar una naturaleza de la vida campesina, aunque algunos críticos han dicho
que no capturó la esencia de los campesinos, sino una breve y magnífica parodia
de sus vidas.