Oscar Wilde
(1854-1900) fue un escritor irlandés que incursionó en diferentes géneros
literarios, principalmente en poesía, teatro, cuento y novela. Su estilo es
considerado rebelde, culto, ingenioso, irónico y sorpresivo. Esto se puede
observar en sus libros más representativos, como El príncipe feliz, La
importancia de llamarse Ernesto y El
retrato de Dorian Gray.
Wilde disfrutó
de la fama y el reconocimiento por parte de la alta sociedad londinense. Sin
embargo, todo eso terminó cuando lo encarcelaron por el amorío que tuvo con
Alfred Douglas.
Después de
cumplir su condena en prisión, quiso continuar escribiendo, pero las
editoriales rechazaban su trabajo. Lamentablemente, los últimos días de Wilde
fueron difíciles y abrumadores.
Por esta razón,
para conmemorar a Oscar Wilde, compartimos una selección de las mejores frases
de su única novela El retrato de Dorian
Gray:
Desprecio al optimismo
La razón que nos guste pensar bien de los demás yace en el miedo a lo que pueda sucedernos. La base del optimismo es el terror. Pensamos que somos generosos porque atribuimos a nuestro vecino las virtudes que más pueden beneficiarnos. Alabamos al banquero para que no nos penalice por estar en números rojos y encontramos buenas cualidades en el salteador de caminos con la esperanza de que respete nuestra bolsa. Creo en todo lo que he dicho. Desprecio profundamente el optimismo.
La tragedia de la vida
Sucede con frecuencia que las tragedias reales de la vida ocurren de una manera tan poco artística que nos hieren por lo crudo de su violencia, por absoluta incoherencia, su absurda ausencia de significado, su completa falta de estilo. Nos afectan como lo hace la vulgaridad. Sólo nos producen una impresión de fuerza bruta, y nos rebelamos contra eso. A veces, sin embargo, cruza nuestras vidas una tragedia que posee elementos de belleza artística. Si esos elementos de belleza son reales, todo el conjunto apela a nuestro sentido del efecto dramático. De repente descubrimos que ya no somos los actores, sino los espectadores de la obra. O que somos más bien las dos cosas.
La censura de los sentidos
El culto de los sentidos ha sido censurado con frecuencia y con mucha justicia, porque al ser humano su naturaleza le hace sentir un terror instintivo ante pasiones y sensaciones que le parecen más fuertes que él, y que es consciente de compartir con formas inferiores del mundo orgánico.
Una historia de amor
Cuando se está enamorado, empiezas por engañarte a ti mismo y acabas engañando a los demás. Eso es lo que el mundo llama una historia de amor.
La abstracción del arte
El arte es siempre más abstracto de lo que imaginamos. La forma y el color sólo nos hablan de sí mismos, eso es todo. Con frecuencia me parece que el arte esconde al artista mucho más de lo que revela.