Por: Ian Yetlanezi Chávez Flores*
Para entender el arte vanguardista de inicios del siglo XX, es necesario hablar de un movimiento artístico que influenció de manera directa al Dadaísmo y el
Surrealismo: la pintura metafísica (Pittura metafisica, en italiano).
La pintura metafísica fue creada por Giorgio de Chirico y Carlo Carrà, en este tipo de arte buscaban reflejar un mundo onírico en el que se mezclaban elementos idealizados, como plazas italianas, objetos y construcciones arquitectónicas clasicistas.
Las características principales de este arte son las siguientes:
- Existe una gran ausencia de personajes humanos, en consecuencia, la soledad es uno de los temas principales, y este aspecto está representado con personajes mitológicos, maniquíes, estatuas o sombras.
- Los cuadros no representan un momento específico de la historia humana. Es decir, todos sus elementos se encuentran en un escenario atemporal.
- Las sombras son excesivamente largas.
- Frecuentemente, los colores y los fondos son planos y uniformes.
- La composición del cuadro se basa en diferentes puntos de fuga que, aparentemente, no tienen conexión entre sí. Sin embargo, de esta manera, el espectador busca darle un orden y un lugar a cada imagen.
Con estas características, se puede decir que el objetivo de estas obras se
centraba en mostrar cómo las cosas podían ser entendidas más allá de su
realidad física. Por dicha razón, se utiliza el término “metafísica” para
definir las pinturas.
Un aspecto importante de la pintura metafísica es que otorga múltiples
representaciones de los sueños, sin perder la esencia del naturalismo de los
paisajes, arquitecturas u objetos. De esta manera, se refleja el aspecto más
oculto y misterioso del ser humano, pues Giorgio de Chirico consideraba a este
tipo de arte como una revelación de las formas naturales y de la decadencia
humana, como sucede en su cuadro El enigma de una tarde de otoño, de 1910:
El enigma de una tarde de otoño, Giorgio de Chirico (1910). |
“Ahora diré cómo tuve la revelación de un cuadro que expuse este año en el Salon d'Automne y que tiene como título: El enigma de una tarde de otoño. Durante una clara tarde de otoño, estaba sentado en un banco en medio de la Piazza Santa Croce, de Florencia. Ciertamente no fue la primera vez que vi este cuadrado. Acababa de salir de una larga y dolorosa enfermedad intestinal y estaba en un estado de sensibilidad casi mórbida. Toda la naturaleza, hasta el mármol de los edificios y las fuentes, me parecía estar convaleciente. En medio de la plaza se alza una estatua que representa a Dante envuelto en un largo manto, que sostiene su obra contra su cuerpo e inclina su pensativa cabeza coronada de laurel hacia el suelo. La estatua es de mármol blanco, pero el tiempo le ha dado un tinte gris, muy agradable a la vista. El cálido sol otoñal sin amor iluminaba la estatua y la fachada del templo. Entonces tuve la extraña impresión de ver todas esas cosas por primera vez. Y la composición del cuadro se me apareció a mi espíritu; y cada vez que miro este cuadro revivo ese momento. Sin embargo, un momento que es un enigma para mí, porque es inexplicable. Así que también me gusta llamar un enigma al trabajo resultante ".
-Giorgio de Chirico, 1912.
Lamentablemente, la duración de este movimiento artístico no fue muy amplio, es muy probable que desde la aparición del cuadro El enigma de una tarde de otoño, que es de 1910, iniciara la pintura metafísica y terminara una década después. Sin embargo, colocar fechas exactas es una situación que necesita ser discutida en ámbitos académicos.
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*Ian Yetlanezi Chávez Flores es
Licenciado en Letras Latinoamericanas y Maestro en Humanidades por la
Universidad Autónoma del Estado de México. Fue asistente de investigación en el
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CDMX). Formó
parte de un programa de investigación de la Universidad de Harvard (Policy and
Institutional Research Program). Asimismo, realizó una estancia de
investigación en el Instituto Centroamericano de Estudios Sociales y
Desarrollo, en Guatemala. Fundó Más Literatura y ahora dirige dicha revista de
divulgación cultural. Ha escrito Voyerismo
en las escaleras y Open
the door to Centroamérica.