Por: Ian Yetlanezi Chávez Flores*
La antipoesía fue un término que utilizó Nicanor Parra para referirse a un tipo
de escritura que desnormatizaba a la poesía de los movimientos, las escuelas y
las corrientes literarias que, con el tiempo, generaron una serie de
requerimientos para la creación de versos.
Por ejemplo, en el siglo XIX, los parnasianistas elaboraban sonetos para
recordar que el arte sólo debía tener como referencia al mismo arte, elevando
la categoría de la poesía a la “alta cultura”
Por otra parte, en la misma época, los simbolistas buscaban crear un
lenguaje que mostrara imágenes que necesitaban pensarse continuamente para
descifrar lo que los autores nos querían decir. De esta manera, la poesía
simbolista estaba repleta de metáforas que buscaban lectores bastantes doctos
para interpretar los temas confusos y escabrosos que crean al humano.
Llegando al siglo XX, los surrealistas intentaron no seguir las reglas del arte. Sin embargo, al tratar de romper con todas las normas, surgió una contradicción: el surrealismo estableció sus reglas a través del manifiesto que André Breton escribió en 1924. En este documento, el escritor francés declaró que una de las principales técnicas para escribir sería el automatismo psíquico “por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento”.
Aunque este intento de los surrealistas por romper con la tradición literaria, tuvo un gran aporte. Debe decirse que existieron partes que pueden
ser criticables, puesto que al intentar mostrar cómo eran los pensamientos a
través del lenguaje, esto limitaba la esencia del pensamiento, porque, en sí,
los surrealistas no mostraban dicha realidad, sino una representación de la
idea que se tenía de cómo eran los pensamientos.
En este sentido, Nicanor Parra se dio cuenta de esta complejidad artística
y observó que la poesía no estaba siendo regulada solamente desde los siglos XIX
y XX, sino desde el Renacimiento, época en la que el arte se combinaba con las
ciencias y buscaba un equilibrio entre el ritmo y la métrica. Basta recordar a
Petrarca, uno de los máximos exponentes de la literatura renacentista, quien
estableció una métrica precisa para crear sonetos.
Esta normatividad de la poesía, para Parra, era una polarización del arte, por un lado, se encontraba el arte académico, que buscaba continuar con una tradición repleta de instrucciones y etiquetados, que son inaccesibles para las personas que no cuentan con estudios en letras, filosofía, etcétera. Y, por otra parte, se encuentra el “arte vulgar”, que va dirigido a toda la población sin importar si los individuos cuentan con estudios especializados, o no.
Teniendo en cuenta esto, el poeta chileno decidió ir en contra de la
tradición, recordando que el lenguaje poético se genera a través de la
cotidianidad y en las situaciones comunes. Por tal motivo, Parra menciona que
el origen de la antipoesía no proviene del siglo XX, sino de la Antigua Grecia
y de la Edad Media. En estas dos épocas, existieron los rapsodas y los
juglares, quienes cantaban las historias más importantes de una batalla a toda
la población, esto sin importar si las personas sabían leer o tenían
conocimientos sobre temas históricos y artísticos.
Así, teniendo en cuenta lo anterior, una característica primordial de la
antipoesía es intentar reflejar el lenguaje que las personas utilizan todos los
días, sin importar que el tema sea la ciencia, los deportes o la religión, tal
como dijo Nicanor Parra en una entrevista:
La antipoesía es la poesía del sentido común, que es el menos común de los sentidos. Si es en un sentido común, tendrá que estar concebida en un lenguaje común también, o sea, no a la retórica, no a la jerga poética. Mejor. Habría que ver cómo nos comunicamos. Cuál es la forma correcta o más satisfactoria mediante las palabras, porque los métodos de comunicación se van envejeciendo. La antipoesía es el esfuerzo por la recuperación del sentido común en un momento en que la poesía chilena estaba totalmente enclaustrada y reventada. Para qué vamos a mencionar a los llamados poetas barrocos chilenos, porque les había dado ese nombre la propia crítica. Se trata, entonces, de desbarrotizar la poesía, eso sería una de las primeras aproximaciones a la pregunta. En seguida, cuando se observa que la antipoesía es la poesía del sentido común, en el sentido común cabe todo, cabe la ciencia, cabe prácticamente toda posibilidad mental. Están las puertas abiertas. La antipoesía tiene que ver con la ciencia, pero también tiene que ver con otras cosas que no son la ciencia; también tiene que ver con la religión, y tiene que ver con el deporte. Yo trataría, entonces, de permitir que se abrieran puertas y ventanas, de manera que la realidad entera se incorpore a la academia.
Teniendo en cuenta esta reflexión
de Nicanor Parra, se puede decir que la antipoesía es un tipo de poesía
rupturista que busca comunicar la esencia del lenguaje a cualquier lector, sin
importar si cuenta con estudios o no. Por tanto, la única misión de un poema es
comunicar hasta llegar al alma del lector, tal como menciona Nicanor en su
poema “Advertencia”:
Yo no permito que nadie me digaQue no comprende los antipoemasTodos deben reír a carcajadas.Para eso me rompo la cabezaPara llegar al alma del lector.Déjense de preguntas.En el lecho de muerteCada uno se rasca con sus uñas.Además una cosa:Yo no tengo ningún inconvenienteEn meterme en camisa de once varas.