Hasta ahora, las tres dimensiones de la geometría euclídea han satisfecho
la inquietud que el sentimiento del infinito suscita en los grandes artistas.
Los nuevos pintores no se han propuesto, más que los antiguos, ser
geómetras. Pero se puede decir que la geometría es, para las artes plásticas,
lo que la gramática es para el arte del escritor.
Hoy, los científicos no se someten a las tres dimensiones euclídeas. Los
pintores han llegado naturalmente, intuitivamente, por así decirlo, a
preocuparse por las nuevas posibilidades de medir el espacio que, en el
lenguaje figurativo de los modernos, se indican con el término de “cuarta
dimensión”.
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| Las tres dimensiones euclídeas |
Considerada desde el punto de vista plástico, la cuarta dimensión estaría
generada por tres dimensiones conocidas: representa la inmensidad del espacio,
que se perpetúa en todas las direcciones en un momento determinado. Es el
propio espacio, la dimensión del infinito; la cuarta dimensión da plasticidad a
los objetos.
Confiere al objeto sus justas proporciones en el conjunto de la obra,
mientras en el arte griego, por ejemplo, un ritmo en cierto sentido mecánico
destruye sin tregua las proporciones.
Guillaume Apollinaire. Noviembre de 1911.