Por: Ian Yetlanezi Chávez Flores*
Egon Schiele (1890-1918) es conocido por ser un pintor que cuestionó todas
las ideas de belleza que existían en el arte de principios del siglo XX. Por
este motivo, sus obras reflejan lo grotesco, lo erótico, lo perturbador y, en
algunas ocasiones, lo pornográfico.
Nació en Austria, en una familia que le importaban mucho los ferrocarriles,
porque el padre de Egon Schiele era jefe de estación de trenes. A la edad de 15
años, Schiele perdió a su papá y, en consecuencia, su madre lo envió a vivir
con su tío Leopold Czihaczek.
Leopold tenía la intención de que su sobrino continuara la tradición
laboral ferroviaria. Sin embargo, el joven pintor demostró una gran dedicación
al arte, pues en sus primeros trabajos desarrolló una magnífica habilidad para pintar
autorretratos y paisajes vistos desde la ventanilla de un ferrocarril.
Su madre al darse cuenta de la disciplina de su hijo, le pide en diversas
ocasiones a Leopold, que pague los estudios artísticos de Schiele. Así, en
1906, Egon ingresa a la escuela de Bellas Artes de Viena, estudió durante tres
años de forma muy académica, en un ambiente muy conservador y cerrado. Por
ello, en 1909, abandonó la escuela y decidió fundar el “Grupo del nuevo arte”,
que en alemán se conoce como Neukunstgruppe.
Estos logros fueron el resultado de su esfuerzo y dedicación individual. Aunque
también fueron gracias a la influencia y ayuda artística de Gustav Klimt, quien
conoció en 1907 y lo introdujo en un mundo estético completamente nuevo, porque
lo incorporó al movimiento artístico conocido como la Secesión vienesa. Ahí Schiele
pudo tener un mayor acercamiento con Klimt, y aprender de otros pintores y
arquitectos, como Koloman Moser y Joseph Maria Olbrich.
Después de exponer y adquirir un vasto conocimiento en cuanto a técnica,
perspectiva y las propuestas modernistas, Schiele le dijo adiós a Klimt, y
comenzó a pintar por su cuenta, sintiéndose libre de hacer lo que quisiera con
su pintura. No obstante, el fantasma de su maestro aún se encontraba en algunas de
sus obras. Por ejemplo, en Muchacha de pie con tela de cuadros (1910),
existen muchas similitudes en la representación del vestuario y la posición de
la modelo que aparece en el cuadro Judit II (Salomé) (1909), de Klimt. Asimismo,
en el cuadro de Schiele: Mujer sentada con la pierna izquierda levantada
(1917), la semejanza en el trazo y el tema erótico es gigantesca cuando se
observa el cuadro de Klimt: Mujer semidesnuda sentada con los ojos cerrados
(1913).
Izquierda: Muchacha de pie con tela de cuadros, de Egon Schiele. Derecha: Judit II (Salomé), de Gustav Klimt. |
Izquierda: Mujer sentada con la pierna izquierda levantada, de Egon Schiele. Derecha: Mujer semidesnuda sentada con los ojos cerrados, de Gustav Klimt. |
A pesar de esta gran influencia de su maestro, Egon creó su propio estilo y
decidió crear sus obras con bases del expresionismo. Así, en 1910, decidió
mudarse a Krumau, el pueblo de su madre, para crear retratos de mujeres adolescentes
desnudas, mostrando cuerpos deformes o en actos sumamente sexuales. Esto fue
mal visto por los pobladores y, en consecuencia, Schiele fue arrestado un
tiempo por pornografía y corrupción de menores.
Los problemas por crear su obra en un pueblo lo hicieron volver a Viena. En
esta ciudad contactó a Klimt nuevamente y su mentor comenzó a abrirle más
espacios para la presentación de su arte. Schiele era conocido por casi toda
Europa y era considerado parte de la élite intelectual, por lo que cuando
explota la Primera Guerra Mundial, Egon es encargado de realizar trámites
administrativos.
En las mismas fechas de la guerra, Schiele se casa con Edith Harms. No
obstante, en 1918, la epidemia de la gripe española le arrebata a su esposa con
seis meses de embarazo, posteriormente, él y Klimt también mueren por la
enfermedad.
Así, uno de los más grandes pintores del siglo XX, deja una obra gigantesca
que, en nuestros días, sigue siendo controversial por sus numerosas figuras oscuras,
obscenas y eróticas.