Edgar Allan Poe es reconocido por sus cuentos y relatos de suspenso, donde se
encuentran elementos góticos que se mezclan con personajes oscuros. Sin embargo, el escritor estadounidense no sólo innovó en la prosa
con dichos elementos, sino también revolucionó con la narrativa de detectives y
de crímenes, incluso fue uno de los pioneros de la non-fiction, tomando casos
reales que se publicaban en los periódicos del siglo XIX, para después crear
sus historias y mostrar una visión más amplia de las problemáticas que suscitaban
en Estados Unidos.
Llama la atención que, en el relato “El misterio de Marie Roget”, Edgar
Allan Poe ficcionó un caso real del asesinato de la joven Mary Cecilia Rogers, en la ciudad de New York. El
nombre, de hecho, es muy similar: Mary-Marie y Rogers-Roget. El argumento del
relato parece muy sencillo: resolver quién cometió el crimen: ¿una pandilla, un
sujeto, o sólo fue un accidente? El motivo del presente artículo no es contar
el final de esta magnífica obra, sino observar que el autor muestra una gran
pericia para confundir al lector y mostrarle una cantidad enorme de elementos
que lo sorprenderán.
Por ejemplo, los razonamientos y las reflexiones sobre los medios de
comunicación, aunque han pasado más de cien años, se puede decir que aún son
vigentes.
Por tanto, veamos qué era lo que pensaba el personaje Auguste Dupin sobre
los periódicos:
Debemos recordar que, en general, el objetivo de nuestros periódicos es más el crear una opinión, impresionar a sus lectores, que defender la causa de la verdad. Este último fin se persigue tan sólo cuando coincide con el primero. El periódico que simplemente concuerda con la opinión general (por bien fundada que esté esta opinión) no consigue ningún crédito entre su público. La masa considera como profundo sólo lo que sugiere punzantes contradicciones respecto a la idea general. En la racionalización, como en la literatura, lo más inmediatamente y lo más universalmente apreciado es el epigrama. En ambas se halla en el orden de mérito más bajo.
Fragmento del relato “El misterio de Marie Roget”, de Edgar Allan Poe.