Octavio Paz, en su texto El Arco y la Lira,
realizó una profunda reflexión sobre la poesía, su función social y una crítica
histórica sobre la poética. Por este motivo, en el Día Mundial de la Poesía,
compartimos un fragmento en el que el Premio Nobel ahondó sobre una pregunta
que todos nos hacemos: ¿Qué es la poesía y para qué nos sirve en la sociedad?
La
poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar
al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio
espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo;
crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al
viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular.
Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la
desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo,
conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente.
Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega a la historia: en su seno
se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin
conciencia de ser algo más que tránsito. Experiencia, sentimiento, emoción,
intuición, pensamiento no-dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de
hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas;
creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una
copia de la Idea. Locura, éxtasis, logos. Regreso a la infancia, coito,
nostalgia del paraíso, del infierno, del limbo. Juego, trabajo, actividad ascética.
Confesión. Experiencia innata. Visión, música, símbolo. Analogía: el poema es
un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino
correspondencias, ecos, de la armonía universal. Enseñanza, moral, ejemplo,
revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos,
palabra del solitario. Pura e impura, sagrada y maldita, popular y minoritaria,
colectiva y personal, desnuda y vestida, hablada, pintada, escrita, ostenta
todos los rostros pero hay quien afirma que no posee ninguno: el poema es una
careta que oculta el vacío, ¡prueba hermosa de la superflua grandeza de toda
obra humana!
¿Cómo
no reconocer en cada una de estas fórmulas al poeta que las justifica y que al
encarnarlas les da vida? Expresiones de algo vivido y padecido, no tenemos más
remedio que adherirnos a ellas -condenados a abandonar la primera por la
segunda y a ésta por la siguiente. Su misma autenticidad muestra que la
experiencia que justifica a cada uno de estos conceptos, los trasciende. Habrá,
pues, que interrogar a los testimonios directos de la experiencia poética. La
unidad de la poesía no puede ser asida sino a través del trato desnudo con el
poema.
Al
preguntarle al poema por el ser de la poesía, ¿no confundimos arbitrariamente poesía
y poema? Ya Aristóteles decía que "nada hay de común, excepto la métrica,
entre Homero y Empédocles; y por esto con justicia se llama poeta al primero y
fisiólogo al segundo". Y así es: no todo poema -o para ser exactos: no
toda obra construida bajo las leyes del metro- contiene poesía. Pero esas obras
métricas ¿son verdaderos poemas o artefactos artísticos, didácticos o
retóricos? Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando
ese mecanismo retórico -estrofas, metros y rimas- ha sido tocado por la poesía.
Hay máquinas de rimar pero no de poetizar. Por otra parte, hay poesía sin
poemas; paisajes, personas y hechos suelen ser poéticos: son poesía sin ser
poemas. Pues bien, cuando la poesía se da como una condensación del azar o es una
cristalización de poderes y circunstancias ajenos a la voluntad creadora del
poeta, nos enfrentamos a lo poético. Cuando -pasivo o activo, despierto o
sonámbulo- el poeta es el hilo conductor y transformador de la corriente
poética, estamos en presencia de algo totalmente distinto: una obra. Un poema
es una obra. La poesía se polariza, se congrega y aísla en un producto humano:
cuadro, canción, tragedia. Lo poético es poesía en un estado amorfo; el poema
es creación, poesía erguida. Sólo en el poema la poesía se aísla y revela
plenamente. Es lícito preguntar al poema por el ser de la poesía si deja de
concebirse a éste como una forma capaz de llenarse con cualquier contenido. El
poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el
hombre. Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o emite poesía.
Forma y sustancia son lo mismo.
Fragmento
del libro El Arco y la Lira, de Octavio Paz.