Con el Manifiesto del surrealismo, André Breton le declaró la guerra a la razón y a todos los elementos que constituyen la lógica. Asimismo, en dicho texto, expresó que el arte que buscaba una estética o una enseñanza sobre la moral, no mostraban la esencia y pensamiento humano.
Por tal motivo, Breton propuso que el método de creación surrealista por excelencia, podría ser el automatismo psíquico, pues a través de este proceso creativo, los artistas plasmarían el lado más oculto que existe dentro del ser humano.
Sin embargo, Salvador Dalí no se identificaba plenamente con este proceso creativo, porque -y aunque suene extraño- el automatismo psíquico no se preocupaba por el orden racional de los elementos que constituyen una obra. Y para Dalí sí era importante colocar y ordenar elementos artísticos dentro de su obra, con el objetivo de generar ambigüedades y gustos estéticos particulares hacia sus espectadores.
En este sentido, Salvador Dalí creó su propio método de creación artística, al cual él denominó como el método paranoico-crítico. De acuerdo a sus palabras, este proceso es un “método espontáneo de conocimiento irracional basado en la objetividad crítica y sistemática de las asociaciones e interpretaciones de fenómenos delirantes”.
Es decir, el método paranoico-crítico busca explorar el inconsciente y traer los elementos artísticos que yacen dentro del humano. Después ordenarlos y colocarlos en una obra, con el propósito de causar una crítica (in)directa y, a su vez, objetiva hacia una situación que le interesa al artista. Sin embargo, todos los elementos que constituyen a la obra no tienen ninguna correspondencia con la “normalidad”, porque la normalidad en el siglo XX comenzó a cuestionarse seriamente. Por eso, en muchos cuadros de Dalí, existen escenarios exóticos y personajes deformes e incluso siluetas que reflejan el estado delirante que constituye al ser humano.
Hay que recordar que la palabra delirio proviene del latín de-lirare, que significa “salir del surco al labrar la tierra”. Por tanto, el delirio no es generar la irrealidad, o la incoherencia, como lo hacían los surrealistas con el automatismo psíquico, sino salirse del camino que han postulado como única vía para la crítica artística, social y moral.
En sí, todo eso es Salvador Dalí: un hombre que se salía del surco para labrar su propia obra y generar un shock en la mente de los espectadores.
De esta manera, con el método paranoico-crítico, se puede observar que la naturaleza humana no tiene una sola vía para generar conocimiento, sino existen muchas otras que no se toman en cuenta, como la psicosis o la locura.