En una entrevista realizada por Massimo Rizzante, Carlos Fuentes ahonda sobre diversas temáticas que componen a su obra. Dentro de esta diversidad de tópicos de los que habló el escritor mexicano, reflexionó sobre el poder (des)mitificador de la novela y también del porqué no puede existir una novela trágica.
Les compartimos un fragmento de la entrevista. Aquí puedes encontrar la entrevista completa.
MR: ¿Puede suceder que la narración novelesca desmitifique o bien relativice la autoridad del Uno, de la verdad mítica? Me refiero por ejemplo, a la tetralogía de Thomas Mann, al Ulises de Joyce…
CF: El poder novelesco es a la vez mitificador y desmitificador. Por eso puede englobarlo todo, incluido el mito. Sin embargo, concibo el mito en el sentido griego, insisto, no en el sentido banal que el lenguaje sociológico le atribuye sino en el sentido de dar sentido al mundo. En primer lugar está el mito, luego la épica y luego la Historia y la novela, es decir, el combate, la lucha.
MR: ¿Puede existir una novela trágica?
CF: Sólo hay tragedias en Grecia. La tragedia mue re con el mundo griego. El mundo cristiano no puede aceptar la tragedia. ¿Por qué? Porque existe la redención, porque, a fin de cuentas, vamos al cielo o al infierno. El mundo moderno tampoco puede aceptar la tragedia porque incuba su huevo de oro que es el progreso, gracias al cual estamos condenados a ser mejores, a inventar máquinas cada vez más perfectas, a vivir todos mejor. La tragedia, en Grecia, era un pensamiento. En el mundo moderno es como mucho un sentimiento. Creo que so lamente Faulkner se ha acercado a ella, la ha rozado, pero no ha podido tocarla. El mundo estaba contra él. El mundo moderno no admite la tragedia. Admite el crimen. Auschwitz es un crimen, no es una tragedia. Es un crimen. Condenable. Hay que saber distinguir.