Por: Ian Yetlanezi Chávez Flores*
La literatura náhuatl tiene una inmensa historia que data desde tiempos prehispánicos. Y esto nos ha llevado a conocer grandes artistas como Nezahualcóyotl, Nezahaulpilli o Axayácatl. Sin embargo, ¿qué más puede decirse sobre este tema?
Para comenzar con esta breve historia de la literatura náhuatl, es necesario contextualizar y explicar de dónde provenían las personas que llegaron a Tenochtitlán.
En el libro El universo de los aztecas, Jacques Soustelle explica que los grupos que llegaron a Tenochtitlán, provenían del norte y, en su conjunto, eran conocidos como chichimecas. Ellos antes de ser un grupo con un gobierno establecido y con artistas que seguían ciertas normas, fueron nómadas, cazadores y guerreros.
En consecuencia, gran parte de su cultura, de sus prácticas religiosas y de sus conocimientos sobre la agricultura y la astronomía, se deben a la convivencia con otros pueblos, como los tarascos, otomíes y nahuas, con los que tuvieron contacto mientras migraban.
Esta migración que comenzó desde Aztlán y terminó en Tenochtitlán, benefició a los chichimecas en su nombre porque ahora se llamaban mexicas, y también en la experiencia migratoria que poseían, porque eran cazadores, guerreros y agricultores.
De esta manera, el territorio mexica se fue expandiendo por muchas partes del centro de México. Esto, según Ángel María Garibay, generó que la lengua náhuatl fuera utilizada para cuestiones mercantiles, jurisprudenciales y económicas, puesto que, quien no hablaba náhuatl en aquella época, carecía de prestigio y privilegios dentro del imperio mexica. De tal modo, con el uso de la lengua, el náhuatl pudo progresar léxicamente, alcanzando niveles exquisitos y, simultáneamente, desarrollando una escritura ideográfica y silábica. Sin embargo, en aquella época clásica, como la cataloga Garibay en su libro Llave del náhuatl, no cualquiera escribía, sólo podían hacer esta labor los escribanos altamente adiestrados. Por esta razón, la literatura náhuatl del siglo XV y de la primera mitad del siglo XVI era transmitida por tradición oral.
Por otra parte, el náhuatl al proporcionar una identidad particular a cada grupo social, las personas desarrollaron discursos y cantos con diversos fines. Así se creó la poesía, que en náhuatl es Cuícatl o In Xóchitl In Cuícatl; y la prosa, que es Tlahtolli.
Estos dos géneros literarios, por la riqueza del lenguaje, se dividieron dependiendo su modalidad de expresión.
Por ejemplo, los cuícatl que se cantaban a los dioses, se denominaban Teocuícatl; si se deseaban recordar sucesos bélicos, se podía cantar de tres maneras posibles: Cuauhcuícatl, Ocelocuícatl o Yaocuícatl; si se expresaba lo bello del mundo y se exaltaban los sentimientos personales, se cantaba un Xochicuícatlo un Xopancuícatl; si se quería meditar o buscar la esencia del ser, se cantaba un Icnocuícatl; o si se deseaba ahondar sobre el amor o el placer sexual, se cantaba un Ahulcuícatl.
Por otra parte, en cuanto a los tlahtolli. Es decir, la prosa, estos se encuentran divididos por temáticas diversas, como:
- Huehuetlahtolli: discursos de los viejos cuyas temáticas son educativas, domésticas y familiares.
- Teotlahtolli: discursos teológicos y religiosos.
- In ye huecauh tlahtolli: discursos históricos, bélicos y sobre el gobierno de los antiguos nahuas.
- In tonalli intlatlahtollo: discursos astrológicos.
- Nahuallahtolli: discursos sobre temas mágicos.
- Tlamachiliz zazanilli: discursos mitológicos.
Con estos grandes aportes literarios, los mexicas desarrollaron un uso de la lengua tan formidable, que los gobernantes decidieron abrir escuelas para enseñar estos géneros literarios y otros temas que correspondían a su cultura.