Por: Ian Yetlanezi Chávez Flores*
Después de que los antiguos nahuas desarrollaran una magnífica literatura que se transmitía por tradición oral, es necesario hacer la siguiente pregunta ¿qué sucedió con la lengua y la literatura náhuatl cuando los españoles llegaron a México?
A pesar de la llegada de los españoles en el siglo XVI y su establecimiento en las tierras del continente americano, puede pensarse que la lengua española fue impuesta inmediatamente, pero no fue de tal modo, porque los misioneros no llegaron a establecer comunicación directa con los nahuas, sino que antes tuvieron que aprender las lenguas indígenas y realizar alfabetos con las grafías latinas para crear catecismos, tratados históricos y sermones, esto con la finalidad de cumplir la empresa de evangelización.
Pasando el aprendizaje de la lengua por parte de los evangelizadores y la reciproca comunicación de los españoles con los indígenas, el náhuatl comenzó a incluir neologismos y a tener una época de mezcla cultural.
Así, a mediados del siglo XVIII y la primera parte del XIX, los mismos nahuas comenzaron a aprender español, no por convicciones religiosas, sino para enterarse de los reglamentos que los españoles les imponían y, así poder eludir cada normatividad.
Durante esta época, el arte literario continuaba siendo comunicado a través de la tradición oral, principalmente los huehuehtlahtolli, pues muchas personas mayores aconsejaban a sus hijos o nietos sobre diversos asuntos sociales, políticos o educativos. Asimismo, las personas indígenas comenzaban a utilizar el arte dramático para hacer comedia o tragedia, tomando como referencia e inspiración la vida cotidiana. Así se burlaban de los reglamentos que imponían los europeos o interpretaban un suceso trágico que ocurrió en su comunidad. De estas obras no se tiene un registro impreso directo, pues todo era comunicado a través de la tradición oral. Afortunadamente, conocemos que existieron todas estas obras porque Ángel María Garibay dejó un importante registro histórico en su libro Historia de la literatura náhuatl.
Por otra parte, durante los primeros años del siglo XIX, algunos estudiosos comenzaron a realizar investigaciones enciclopédicas sobre lo que existía en el continente americano. Uno de los principales intelectuales que llegaron a México, fue Alexander Von Humboldt. Él realizó un estudio científico de algunos grupos sociales de América. Esto inspiró mucho a intelectuales mexicanos, que ellos comenzaron a realizar análisis lingüísticos para tener un registro de las lenguas indígenas. Uno de los más destacados investigadores de la segunda mitad del siglo XIX fue Francisco Pimentel, quien realizó un estudio lingüístico tan vasto sobre la lengua y naturaleza indígena de México que obtuvo un prestigio académico internacional y un sobrenombre muy particular, que es el Humbolt mexicano.
Con estos antecedentes, los intelectuales del siglo XX decidieron estudiar los documentos antiguos, como los códices de los antiguos mexicanos y mayas, con el objetivo de visibilizar la historia, sociedad y cultura indígena. En dicha época, intelectuales como Antonio Mediz Bolio, Adrián Recinos, Ángel María Garibay y Miguel León-Portilla tradujeron y estudiaron las creaciones literarias indígenas para rescatar un rico legado literario y también para divulgar la historia literaria indígena en las universidades mexicanas y extranjeras.
De esta manera, en el siglo XX, la atención por la lengua indígena, en especial por el náhuatl, fue muy importante porque se comenzaron a estudiar los diversos textos antiguos, usando así la lengua náhuatl clásica como un estándar. Por otra parte, durante los siglos XX y XXI, Ascensión Hernández, en 1988, en su obra Tepuztlahcuilolli; al igual que Miguel León-Portilla junto a Ascensión Hernández, Sylvia Shorris y Earl Shorris, en el año 2004, con su libro Antigua y Nueva Palabra, explicaron lo que ha sucedido en la literatura náhuatl contemporánea. En sus libros se menciona una etapa literaria contemporánea nombrada Yancuic Tlahtolli, la cual comenzó en la década de 1960. Ascensión Hernández comenta al respecto lo siguiente:
Hoy en día se puede hablar de un renacer de la vieja palabra, de una nueva palabra, yancuic tlahtolli, lo cual significa una revalorización de la cultura nahua y una revitalización de la propia lengua ya que, tales creaciones son un instrumento de purismo y de difusión de la norma culta del mexicano moderno. Podemos también considerar a esta “nueva palabra” como un movimiento literario con personalidad propia que enriquece el contexto de la literatura del México del siglo XX.
Los escritos indígenas de la yancuic tlahtolli brindan una gama exquisita de prosa, poesía y ensayo. Por ejemplo, con las narraciones de Julia Jiménez González, mejor conocida como Luz Jiménez, podemos conocer la lucha zapatista desde un punto de vista indígena, pues ella sobrevivió a dicha lucha durante la Revolución mexicana. Con Natalio Hernández Xocoyotzin podemos recordar los viejos versos de Nezahualcóyotl, pues este gran poeta no sólo rescata a través de las palabras el idioma náhuatl, sino que también fundó la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas y la Casa de los Escritores Indígenas. Otro gran maestro de la lengua náhuatl es Librado Silva Galeana, quien escribió cuentos sobre la vida cotidiana de su pueblo y tradujo huehuehtlahtolli del siglo XVI.
Con esta gran historia literaria, aunque muy breve, se demuestra que la producción indígena, a pesar de tener altibajos, nunca ha estado muda, y las palabras (Tlahtolli) y las flores y cantos (In Xóchitl In Cuícatl) siempre han estado presentes en el corazón y lengua de los indígenas.